Estado de receso
el aire le puede dar vuelta al miedo cuando camina, cuando se
mueve pensando en todo,
ensayando conversaciones
El trastorno resistiendo a ritmo de 4x4, gritando los
dolores cerebrales en versos intermitentes, resistiendo los rechazos universales
El trastornado corriendo veloz en una habitación de paredes móviles, hablándole
de amores a miles de caras inmutables, respirando fuertemente mientras las
paredes se le acercan; asfixiándose en medio de las realidades estruendosas.
De la mano el trastornado y su trastorno, rehusándose a
irse y a quedarse en partes iguales, temerosos de lo que puedan pensar viejos
pilares, escribiendo juntos para subsistir y entretener a la memoria, para
revolver la historia.
Intentando reducir
la velocidad y el ritmo, buscando la melodía entre cosas importantes, repitiendo
que no son reales, mirándose al espejo, todos somos superficiales
Y aquellos que tienen, por que creen que existe el alma;
regodean sus estabilidades.
La vida los mira para reírse de su espera, de la ventaja
que el trastorno puede darle al trastornado cuando escucha que el otro toca la
puerta
Vacíos que no se llenan porque no están vacíos, el trastorno
enorgullecido de sus navajas abriendo orificios de salida, el trastornado
abrazando sus cicatrices
Las adicciones buscando refugio, el trastorno invitándolas
a pasar, las sillas los recodos en que no vuelve la alegría, en que no brilla
lo que no tiene que brillar.
El trastornado encendiendo otro cigarrillo,
escribiendo otra mentira.
Las palabras significando poco y el pasillo haciéndose
angosto, el trastornado sintiendo paz por un segundo y el trastorno preparando
la cena y poniendo en la mesa las velas.
El trastorno moviéndose entre los otros y burlándose de
la espalda, el trastornado en la bañera ahogando las verdades en espuma.
Nunca sabrá el trastorno si acabó el camino, no es
decisión del trastorno el último cigarrillo, el trastornado solo maneja la
salida, el botón, el exceso, el suicidio como estado de receso.

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