Capitulo 0
Al cabo de unos meses de desintoxicarse, ella comprendio que todo lo vivido no era mas que un escudo, que por un largo tiempo, habia enmascarado las debilidades y complejos mas profundos, era entonces que de un modo especial, las interminables noches de extrañarlo habian terminado. La fantasia de que lo suyo habia sido real la persiguio por otros largos años, sin embargo, el dolor habia pasado, como aquel que cae en un charco de lodo y se apresura a quitarselo de encima, la revelacion de su mas reciente olvido era como agua bañandolo todo, y asi sucedio, entró a la ducha como cada mañana, se mojo el cabello haciendo la cabeza para atras (como de costumbre) y se ayudó con las manos, recogio algo mas de agua y se mojó la cara, se dió vuelta y dejo que el agua cayera por su rostro, mantuvo la respiracion contenida por unos minutos hasta que ya no pudo mas, y en esa exhalación se deshizo por fin de él.
Era completamente indescriptible, respirar y no sentir su aroma, respirar y no sentir nada. Habia dado un gran paso y lo sabía, quedaban por delante, semanas de readaptacion, habria de necesitar concentracion para no dar marcha atras, actividades complementarias, -mañana salgo a trotar- dijo en voz alta, y como se encontraba sola echó una carcajada, -si seguro, mañana- se contesto a si misma ante la duda.
Terminó de ducharse y se vistió rapidamente, se miro de frente en el espejo, lo limpió con una mano dejando un circulo malecho en medio del enorme espejo del baño, sacudió su cabello, se pintó los labios casi sin color y salió.
Las gradas que bajaban hasta la puerta principal siempre habian sido el sitio predilecto de su recuerdo, no lo percibió, reflexionaba acerca de lo que tenia que hacer esa tarde, pensó que salir sin desayunar no era nunca una buena idea, pero no sentia hambre, extrañamente no sentia ningun tipo de necesidad, se paró un segundo en la cuarta grada -¡mis llaves!- las encontró en el fondo del bolso y continuó bajando las escaleras.
Durante la tarde, y ya despues de haber echo casi todo lo planeado y cuando sintió esa calma propia unicamente del deber cumplido, sonó el celular, escondido en la inmensa cartera era imposible encontrarlo, vibraba y sonaba, ¿como un artefacto haciendo tanto alboroto podia perderse entre llaves y billetera?, cuando por fin lo agarró no reconoció el número que llamaba, y aun asi devolvió la llamada.
-¿aló?- dijo ella
-¿hablo con Renata?-respondió una voz masculina del otro lado, -si, con ella- dijo Renata con tono desconfiado.
Siguió caminando por otros 3 o 4 pasos, vio una grada de cemento en mitad de la cuadra y se sentó temblorosa, -si, entiendo-dijo, -no se preocupe, gracias por avisarme-y colgó.
Se frotó las manos, sintió mucho frio, tomó una bocanada de aire y empezó a llorar, lloraba desconsoladamente, temblaba. Se quedó sentada por unos minutos ante las miradas lastimeras de la gente que pasaba por delante de ella, hasta que por fin pudo controlar el llanto, limpió su rostro con las manos, cruzó los brazos como abrazándose a si misma y empezó a caminar nuevamente.
Miró hacia arriba y pensó que era el lugar menos indicado para buscarlo, él no creía en eso del cielo y ella mucho menos, alfin comprendió la revelación de aquella mañana, él había muerto la noche anterior.
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