Noches sin cafe, sin te...sin ti...


Me preparo para escribirte, con mil ideas rondando mi cabeza siento que te hablo durante todo el dia, como si de alguna forma fueras imaginario, escucho tu voz como única via para saber que existes y una necesidad imperativa de que seas cierto…

Llego a casa, caliento un poco de agua y como es ya un habito me sirvo un café que se frustra antes de salir de la cocina…no hay un solo grano de azúcar… y te dije que a mi me gusta dulce…dejo la taza y me siento a mirar la pantalla de esta computadora, de pronto el cursor es invisible y me encuentro dejándote mi resumen del dia en una hoja en blanco…me pregunto si llegaras a leerlo, reformulo…si llegare yo a enviártelo...

Nótese que esta no es una carta, si acaso es una publicación fantasiosa en un blog desaliñado que intenta mantenerse en secreto, en que una mujer un poco invisible le escribe un relato corto a un hombre un poco irreal…

Me habre quedado sin palabras? – pensaba hace unos días- y de pronto como aquellas cosas que no se piden por que no se intuyen necesarias, aparece un detonador de no solo palabras sino emociones, no se bien quien es, no se bien que hace, incluso el rostro es borroso, pero no me detengo a recordarlo o en el peor de los casos imaginarlo… hay en escena mil cosas mas trascendentes…conocerlo

Esa mujer un poco invisible hoy le escribe a un hombre a quien quiere agradecerle haberle regalado tanta poesía a su vida y tan comprimida… a un hombre que quiere pensar está hecho de música, de frases eternas que suenan mas dulces a través de sus dedos que escriben y que casi crean melodías cada noche

...Y quiere con esto vencer al miedo de sentir que alguien detrás de esa pantalla tiene la capacidad de envolverla y hacer su vida mas sencilla. Y dentro de este susto se abraza a la idea de que incluso si el desapareciera el dia de mañana, habrá sido el protagonista de una historia, que ella probablemente recordará cuando casi todas las cosas sean borrosas, que recordara al tomarse cada taza de café por las mañanas y luego en las seis o siete que le siguen en el dia, y que al observar por su ventana imaginara unos brazos rodeándola, mirando el mismo paisaje los dos.  Esa mujer sabe perfectamente la dimensión de su imaginación, sabe que algún dia cuando cuente esta historia a cualquier persona no tendrá  forma de explicar la complicidad de dos personas que con todas sus distancias de por medio han compartido noches, canciones, palabras… Y tampoco tendra forma de decirle, a ese personaje maravilloso...que incluso antes de conocerlo, ya lo extrañó.

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